El budismo es una doctrina filosófica y espiritual, no teísta, que se originó en la India entre los siglos VI y IV a. C. Se basa en las enseñanzas del Buda «Siddharta Gautama», el monje que alcanzó la «iluminación», sobre la forma en cómo los seres humanos podemos recorrer el camino hacia la liberación del sufrimiento. Hoy es la cuarta filosofía más importante del mundo. Más de 500 millones de personas siguen sus creencias y prácticas.
Para los budistas la muerte no es el final. Es apenas la transición a la siguiente vida, dando pasos hacia el Nirvana, donde se alcanza la dicha completa. De modo que la reencarnación juega un papel definitivo en sus tradiciones funerarias. Morir es un recordatorio más sobre la impermanencia, un concepto esencial para comprender la vida y su sentido.
En las comunidades budistas con estilos de vida menos occidental, el funeral suele ser sencillo y solemne. Por lo general tienen lugar en un espacio, donde parientes y amigos acompañan al difunto en su paso a la siguiente existencia. Una noche de despedida, en la que lo rodean con incienso, flores y la luz de las velas. Poco más, quizás las imágenes o fotografías de sus maestros, lamas y Karmapas, y la figura icónica de Buda.
Es costumbre que los budistas tradicionales, en países asiáticos, se acerquen al ataúd para hacerle una reverencia, en señal de respeto y gratitud. Una forma de hacerle honor a quien se despide, agradecerle los aprendizajes que dejó y honrar su memoria. Durante el velatorio, muchos asistentes visten de blanco y se unen en meditaciones colectivas en tributo al fallecido.
Es costumbre ubicar, gracias a la sabiduría del feng shui, el lugar más adecuado para el entierro. Asimismo, los budistas también pueden optar por la cremación, que se lleva a cabo en presencia de los acompañantes. De una forma u otra, es muy profunda y llena de significados la filosofía que respalda las costumbres budistas, conformada por diversas ramas.
Un manual para morir
Imposible referirse a la muerte para los budistas, sin mencionar la gran guía para dar el paso: «El libro tibetano de los muertos» (El Bardo Thodol), escrito en el siglo VIII por Padmasambhava. fundador del lamaísmo tibetano. Este icónico documento es una guía para vivir en el desapego aceptando que la muerte es un tránsito entre esta existencia y las siguientes. Y explica cómo debe prepararse la persona y quienes la guiarán en el proceso, en pocas palabras, cómo debe prepararse la persona que va a morir y quienes lo guiarán para hacer el tránsito.
La conciencia entra en un «bardo» y después de 49 días, llega el renacimiento o liberación. En ese momento se inicia una nueva vida, de acuerdo al karma de cada alma. Y así, la vida nunca acaba, es un ciclo de constantes reencarnaciones. Esta lectura o recitación busca, al final, que el fallecido pueda despertar a la iluminación para cerrar el permanente espiral de encarnaciones.
Y mientras tanto, en cada vida, los budistas trabajan su espíritu –mediante el camino de la meditación- para liberarse de todo sufrimiento y acceder a una existencia superior donde todo es felicidad. Cada persona tiene la posibilidad de aprender y construir su mejor trayecto, deslindándose del dolor que genera el apego y el inútil peso de las emociones. Todos son Budas en potencia.
Nuestra capilla ecuménica, en Memorial San Ángel, abre sus puertas a la tradición budista. Con el mayor respeto, compasión y amor, nos convertimos en tus cómplices para despedir a los seres amados en nuestras sobrias instalaciones, rodeadas de la paz de un verde jardín. Memorial San Ángel, siempre, contigo hasta el final..
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