La Peste Negra y su práctica funeraria en la Edad Media.

Mar 01, 2020

Anónimo. Enterrando a las víctimas de la Peste de Tournai (Bélgica), Ilustración, 1349.

“Digo pues, que ya habían los años de la fructífera Encarnación del hijo de Dios llegado al número de mil trescientos cuarenta y ocho, cuando a la egregia ciudad de Florencia, nobilísima entre todas las otras ciudades de Italia, llegó la mortífera peste que o por obra de los cuerpos superiores o por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios...Y no era como en Oriente, donde a quien salía sangre de la nariz le era manifiesto signo de muerte inevitable, sino que en su comienzo nacían a los varones y a las hembras semejantemente en las ingles o bajo las axilas, ciertas hinchazones que algunas crecían hasta el tamaño de una manzana y otras de un huevo, y algunas más y algunas menos que eran llamadas bubas por el pueblo….”

 

La reseña anterior corresponde al proemio de la novela histórica El Decamerón de Giovanni Boccaccio, escrita pocos años después de la terrible epidemia extendida en toda Europa llamada la Peste Negra, algo que los historiadores han llamado “la mayor catástrofe de la humanidad”. Sus características fueron descubiertas a principios del siglo XX, su nombre científico es Yersinia Pestis, también llamada Muerte Negra porque además de los síntomas descritos por Boccaccio, la enfermedad producía unas manchas negras en el cuerpo de los infectados. Las causas de su aparición no fueron conocidas en su época. Había avances médicos que curaban ciertos males, pero el impacto de esta terrible enfermedad, se debía a las precarias condiciones de higiene en las ciudades medievales. 

 

Los expertos también lo atribuyen a cambios climáticos ocurridos desde principios del siglo XIV, en los que se registraron bajas temperaturas, casi glaciares y las lluvias torrenciales que inundaron las cosechas, generaron carencia de alimentos en varios países de Europa. Ante el desconocimiento de estas señales que causaron la baja inmunidad de la población, se crearon las condiciones perfectas para un brote epidémico.

 

Los primeros casos, se detectaron en un barco que llegaba por el sur de Italia, la gravedad de los enfermos, la rapidez del contagio y la muerte en pocos días, alarmó a los italianos. Se sabía que las casas y los barcos estaban llenos de plagas; ratas e insectos que convivían con las personas. Las pulgas al picar a las ratas generaban los bacilos de la enfermedad en su sistema digestivo, luego las pulgas picaban a las personas y la bacteria se multiplicaba en el torrente sanguíneo, generaba altas fiebres, aparición de bubas o bulbos purulentos en todo el cuerpo y una grave neumonía en los últimos días de la enfermedad en que la muerte era inevitable. Muy pocos sobrevivieron y se dice que murieron tres cuartas partes de la población europea.

 

Las personas de la época buscaban la explicación en los “designios de Dios”. Los cuidados que se daban a los enfermos eran paliativos, los llevaban a los hospitales más que para curarse, para poner sus asuntos espirituales en orden y morir en paz. La Muerte Negra, también generó comportamientos menos compasivos, el miedo al contagio hizo que las familias abandonaran a aquellos miembros que enfermaban y los encerraban solos en las casas, ni siquiera los monjes querían asistir a los moribundos. Muchas personas, por el temor de que esa enfermedad fuera un castigo divino, fueron a vivir al campo con austeridad, para evitar contagiarse.

 

Otros muchos, decidieron tomar la opción de vivir con exceso de placeres. Gozaron de abundante bebida, comida y practicaban orgías que se prolongaban por días. Su pensamiento era que la vida era corta, la muerte inminente y había que disfrutar la breve estancia en la tierra. Este tipo de pensamiento marcó un cambio social muy interesante, pues muchos se preguntaban ¿qué pecado humano ameritaba un castigo divino de tal magnitud? que lo mismo afectaba a personas virtuosas, reyes, papas, monjes, madres e hijos. Ningún sabio daba explicaciones certeras acerca de la enfermedad, menos una cura. Algunos pensaban que se contagia por mirar a los ojos del enfermo. Otros decían que la causa eran los ajenos a la fe católica
y se ordenó la ejecución de los judíos en varios países. Al no encontrar respuestas en la fe, la gente
del siglo XIV se movió por pensamientos racionales y comenzó a gestionar su miedo a la muerte de
formas diferentes.

 

La poca gente que quedó viva tenía que hacerse cargo de los entierros. Los funerales con ceremonias se suprimieron. Los médicos observaron que el contacto con las pertenencias de los muertos y los cuerpos infectados eran foco de contagio. Muchos fueron llevados a los cementerios de las iglesias aledañas, a la tragedia de la epidemia se sumaba una nueva dificultad, los cementerios eran insuficientes y hubo que enterrar a varios muertos en una sola fosa, algunos quedaban al ras del suelo, cuando estos espacios
se agotaron se sepultó con premura a los muertos en el campo o en los jardines cerca de los mercados
y casas.

 

Al cabo de dos años, la Muerte Negra se debilitó, con brotes intermitentes en los siguientes siglos. Los campos habían quedado sin sembrarse por la carencia de labradores que arrendaban tierras, en las casas de los ricos y monarcas, no había suficientes empleados para cocinar o limpiar. Los negocios y los mercados estaban estaban vacíos. Esta situación creó una crisis económica que benefició a la clase trabajadora, pues los labradores comenzaron exigir mejores pagos dado que había carencia de personas.

 

Otro cambio interesante fue en el área de la ciencia, los médicos de la época comenzaron a estudiar la anatomía con mayor profundidad, a pesar de las prohibiciones de la Iglesia Católica para exhumar y disecar cadáveres, aquellos científicos desafiaron las leyes para acercarse más a las causas de esta poderosa enfermedad e iniciaron las primeras autopsias.

 

Una epidemia de tales magnitudes, generó cambios ideológicos, hábitos sociales y modificó la economía. Es un ejemplo de cómo enfrentamos la muerte por causa de una epidemia, los sentimientos que surgen hacer aflorar lo peor y lo mejor de nosotros mismos. La Peste Negra es menos común en nuestro tiempo aunque no se ha erradicado totalmente y debemos mantenernos informados al respecto. (https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/plague/symptoms-causes/syc-20351291).

 

Las epidemias generan actitudes de prevención en las personas, una puede ser; mantenerse saludables para prevenir enfermedades, pero también presentarse ante la vida sin indiferencia, con propósitos, poner a prueba nuestros valores y costumbres. Para reflexionar y actuar sobre todos estos temas en Memorial San Angel estamos contigo hasta el final.

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