Dolor, fe y martirio.

8 de octubre de 2021

Stefano Maderno, Santa Cecilia, escultura en mármol, 1599, Iglesia de Trastévere, Roma.


El mártir es el héroe de la santidad y de la fe católica.

Elisa Vargaslugo

 

 

En el año 30 de nuestra era, comenzó una de las más grandes transformaciones de la historia y fue la expansión del cristianismo por todo el territorio gobernado por el Imperio Romano. Su influencia en la sociedad fue una de las causas de la decadencia de aquel gobierno.

 

La idea abstracta de Dios, creador del universo, se transformó en la existencia de su criatura Jesucristo, un hombre que, según el relato cristiano, brindó grandes enseñanzas. Libremente decidió sacrificarse por la humanidad y morir crucificado, para predicar la seguridad de su resurrección y la vida eterna para todas las personas.

 

El cristianismo fue una nueva religión que desplazó a las anteriores y gozó de gran aceptación por sus preceptos de igualdad social y amor al prójimo.  Enaltecía a Dios por encima de los gobernantes tiranos de Roma y afirmó su independencia del Estado. Causó una crisis política y la persecución sistemática de los fieles a la nueva doctrina para mantener el poder de los emperadores.

 

El culto cristiano conforme a las enseñanzas de Jesús se comenzó a practicar en la clandestinidad de lugares subterráneos llamados catacumbas donde se sepultaba a los muertos y ahí se crearon las primeras iglesias con grandes comunidades de conversos. Cuando alguien los delataba, eran capturados y torturados. Miles de personas sufrieron persecución y martirio por defender su causa religiosa y convicciones; así también recibieron veneración desde su origen y en todas partes del mundo se exaltaba su heroísmo.

 

Sus historias carecen de documentación científica, pero se sabe que existieron durante los primeros tres siglos a partir de la muerte de Jesucristo y sus biografías se han nutrido de la tradición o fama de martirio que es la opinión extendida entre los fieles acerca de la muerte sufrida como un acto de virtud, perfección o fortaleza, relacionadas con la fe.

 

En el año 380 DC, el Estado romano reconoció el cristianismo como religión católica o universal e inició la persecución contra quienes practicaran otra creencia. Los primeros mártires que murieron por su fe y soportaron la tortura hasta la muerte fueron canonizados después de largos procesos de investigación y se convirtieron en santos para crear el calendario litúrgico que nutre el culto anual de la iglesia católica.

 

Se cree que las personas que soportaron este sacrificio lo hicieron con la mayor devoción y afirmaron sentir el consuelo divino durante las crueles torturas a las que fueron sometidas, para ser testigos de la esperanza en los bienes de la vida eterna. Hubo personas presentes en estos acontecimientos quienes dieron testimonio de su existencia. Sus relatos se documentan en los Martirologios (martyr: testigo y logos: discurso) que son catálogos de mártires y santos de la iglesia católica ordenados según la fecha de celebración de sus fiestas.

 

Para muestra tenemos a San Lorenzo, cuyo santo se celebra el 10 de agosto. Se dice que fue un diácono de los primeros tiempos y por patrocinar la creación de templos y convertir a muchas personas al cristianismo, sufrió la persecución y el cruel castigo de morir asado en una parrilla ardiente. Según testigos, mientras su carne se quemaba, su rostro no parecía expresar el menor dolor, se decía que su cuerpo despedía un agradable olor y hasta su muerte soportó el martirio con admirable valor.

 

Santa Cecilia, se celebra el 22 de noviembre y se le reconoce como la “santa de los músicos”. Se cree que sus prodigios ocurrieron hacia el año 177 en Italia. Desde niña había entregado su alma y pureza a Dios, pero sus padres decidieron casarla. Durante su boda realizó cantos de oración con admirable virtud y para conservar su virginidad le pidió a su esposo que la respetara a cambio de presenciar la aparición de un ángel divino; el hombre le creyó y ante la aparición se convirtió al cristianismo, lo mismo que su familia.

 

Se dice que Cecilia pudo convencer a unas 400 personas de seguir a Dios. Por estas acciones fue aprehendida, torturada y degollada. Su cuerpo fue sepultado en un cementerio romano, por el año 800 fue localizado para ser colocado en una iglesia dedicada a su devoción y sorprendió a los fieles porque se encontraba incorrupto, entero y con la cabeza separada.

 

En el año de 1599 se le permitió al escultor Stefano Maderno observar el cuerpo intacto de Cecilia de Roma y realizar una escultura en mármol para un altar en honor de la santa. El artista reveló que su creación se basaba en la forma en que se encontraba recostada de lado como si estuviera dormida (ver foto de inicio).

 

El portento del martirio se multiplicó en la Nueva España y ha sido documentado también por los devotos. Está el caso de los niños mártires de Tlaxcala: Cristobalito, Antonio y Juan, descendientes de las clases nobles, que entre 1527 y 1529, fueron asesinados por sus padres, al descubrirlos destruyendo a los dioses antiguos y difundiendo la religión católica entre la población originaria. Fueron canonizados en 2017 y su festividad es el 23 de septiembre.

 

El caso del mártir de Japón, San Felipe de Jesús, un joven mexicano que a finales del siglo XVI realizó viajes de negocios por Asia donde manifestó haber recibido la iluminación de la fe que lo hizo convertirse en fraile franciscano. Participó en las misiones de Filipinas y Japón cuando fue aprehendido, alanceado y crucificado. Según testigos soportó su martirio de forma ejemplar.  Su santo se celebra el 5 de febrero.

 

El sacrificio se consideraba un triunfo de la evangelización en todo el mundo. Sufrir de este modo ha sido una gracia otorgada a algunas personas que lo hicieron en completa libertad y así enfrentaron la muerte. Fue el camino de la santidad y ejemplo para los fieles de la religión católica. Una actitud abrazada con obediencia, así como lo hizo Jesucristo y dogmas de fe con los que la iglesia busca conducir a su feligresía.

 

En otra entrega de este blog, hablaremos de la crudeza gráfica de los atributos iconográficos de los mártires y santos, es decir, los símbolos con los que los pintores hicieron referencia a las historias detrás de cada figura.

 

En Memorial San Ángel evocamos las historias que conformaron las ideas de espiritualidad en el mundo y reconocemos las convicciones de cada persona, pues el respeto a la libertad de creencias fomenta la paz y la armonía, valores que exaltamos sobre todo en los tiempos difíciles que vivimos, con la misma convicción en esos principios te recordamos que estamos contigo hasta el final.

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