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La vida termina, pero el amor es eterno.
David Kessler.
Ocurre a veces que una amistad se convierte en parte fundamental de nuestra vida. En ocasiones se consigue en esa persona más cercanía y más empatía que en la familia consanguínea. Puede ser una persona muy diferente a nosotros que nos proporciona una gran alegría con su presencia constante, sus conversaciones, los momentos compartidos y las emociones.
Es cuando se encuentran sentimientos e inquietudes comunes y se establece la confianza, a veces sucede en un instante, en otras toma tiempo construirla. Hay amistades en cada etapa de la vida que en forma cíclica tienen su importancia y luego descansan en un lugar especial de la memoria, pero siempre se les llega amar profundamente.
La amistad se basa en el amor, en el respeto mutuo y en la aceptación, sin mayor interés que la compañía. El filósofo Aristóteles la consideraba una virtud humana. Muchas personas han encontrado a su pareja o cónyuge en una relación que comenzaron siendo amigos.
Hace pocos años en China donde la ley indicaba que las parejas tuvieran un solo hijo para poder recibir subsidios gubernamentales, que no se otorgaban para un segundo descendiente; se creó una sociedad de “hijos únicos” cuyo soporte principal son los amigos y el valor de la fraternidad es uno de los más apreciados.
Hasta el siglo XIX, en aquel país asiático, las mujeres de un mismo pueblo se reunían y pasaban de la infancia a la juventud aisladas en una misma habitación en diversas casas de la comunidad, ahí se preparaban para ser esposas y madres. Aprendían a coser, a cocinar y establecían lazos de amistad tan profundos entre ellas que el afortunado día del matrimonio de alguna era al mismo tiempo un momento de duelo por separarse del grupo de amigas.
En nuestros días, durante la educación inicial, al observar que algunos niños no se les facilita hacer amistades en la escuela, los profesionales de la salud mental ofrecen ayuda para desarrollar habilidades de socialización porque el aislamiento pudiera estar indicando alguna condición diferente de la personalidad.
No se requiere tener miles de amigas o amigos, sabemos que hay personas tímidas que disfrutan los momentos de soledad. Si es posible construir una sola relación sólida tiene gran significado para toda la vida. De hecho se dice que quien cuenta a sus amigos con los dedos de una mano, ya se puede sentir afortunado porque tiene un tesoro.
El valor fraternal de la amistad se ha elevado tanto que desde el 4 de febrero de 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el Día Mundial de la Fraternidad, cuyo espíritu es promover la inclusión, la comprensión y la solidaridad que surgen de la amistad. Se eligió esa fecha al recordar la reunión del Papa Francisco y el gran imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyeb la máxima autoridad de la corriente sunita del islam y promover el diálogo interreligioso, intercultural, la aceptación, la paz, el respeto por la diversidad, así como evitar la xenofobia y la discriminación.
Durante la epidemia de Covid-19 y por otras causas, miles de amistades han fallecido y al mencionar la importancia de esta relación humana surge una crisis social sin precedentes. En la mayoría de las ocasiones al duelo de perder a un amigo no se le da la importancia como al de un familiar directo, pero también es necesaria la ayuda externa de profesionales de la salud mental y de una red de apoyo de personas cercanas para ofrecer toda la compasión y amor como apoyo ante esa la pérdida de esa compañía de vida. (Leer también: https://www.sanangelmemorial.com.mx/que-le-digo-a-una-persona-que-esta-en-duelo)
Los estudios de tanatología dicen que la energía de la amistad es tan potente que nunca se extingue, por ello seguir hablando de esa persona y evocarla en todos los momentos compartidos es de gran consuelo, sobre todo cuando llegan los aniversarios, fiestas o celebraciones y la persona con la que se compartían esos momentos de felicidad hace falta. Haber conocido a esa persona habrá valido la pena porque hizo nuestra vida feliz, llena de aprendizajes y experiencias todas importantes.
Recordemos que el duelo por la muerte de un ser querido paraliza e imposibilita hacer las tareas más simples o pensar con claridad. Si hay una persona que vive esa pérdida debe contar a su vez, con otras amistades desde el funeral, para compartir el duelo y todo lo que suceda. Si queremos ayudarle, no preguntemos, simplemente colaboremos con la solución de algún trámite, con las tareas domésticas, a cocinar, etc. Darle su tiempo para expresar sus sentimientos, acompañar en todo momento, recordemos que no hay tiempos determinados para el proceso de duelo, que una vez superado, ese amigo puede ayudar a la familia o por su propio deseo puede organizar los homenajes o aniversarios conmemorativos.
Creemos que es importante expresar los sentimientos en el momento presente y no esperar para mostrar el afecto a un ser querido. A pesar de la muerte, la amistad no termina, hemos dicho que tiene ciclos, que va y viene. La ausencia física causa un dolor infinito, así también es infinito el amor que tuvimos por ese ser querido y con esa certeza su presencia perdurará por siempre. En Memorial San Ángel, estamos contigo hasta el final.
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