El duelo por la pérdida de un bebé en el embarazo

2 de agosto de 2024
duelo por la pérdida de un bebé

Unsplash.com

"El duelo es algo bueno. Es la forma de ir a través de las transiciones de la vida."

Rick Warren


En el ciclo de la vida, se espera que los hijos en su etapa adulta sean quienes despidan a sus padres en sus últimos días. Desafortunadamente, existen familias que no tienen la fortuna de ver crecer a sus pequeños, debido a una muerte muy prematura.


El duelo perinatal es, aun en nuestros días, un tema tabú y que estigmatiza a muchas mujeres, por lo que se vuelve necesario abrir el diálogo y visibilizar el dolor de las madres y los padres que han perdido a un bebé.


¿Qué es la pérdida perinatal?


Se considera pérdida perinatal a la muerte del feto después de las 28 semanas de gestación, o a la muerte del recién nacido en sus primeros 7 días de vida.


Si la expulsión o extracción del feto se dio en cualquier etapa del embarazo, se puede clasificar como
muerte fetal, gestacional o prenatal, mientras que si perece dentro de sus primeros 28 días de vida, se le conoce como muerte neonatal. 


Hasta el 2019, la Organización Mundial de la Salud estimó que al año hay
2 millones de muertes fetales y 2,5 millones de muertes neonatales. Entre las causas más frecuentes están las malformaciones congénitas, infecciones intrauterinas, desprendimientos prematuros de la placenta y diversas anomalías genéticas.

¿Cómo se siente el duelo perinatal?


La pérdida de un bebé en el embarazo es una experiencia dolorosa, frustrante y, en ocasiones, incomprensible. Existen varias causas por las que un embarazo puede no concretarse, pero no siempre son identificables. Esto hace más difícil la aceptación de la pérdida, proceso al cual se suman otras crisis, como las ilusiones y los proyectos interrumpidos. 


Es común que las parejas que han sufrido una pérdida perinatal se enfrenten al
cuestionamiento de su propio futuro juntos. Ya sea por la etapa de la vida en que se encuentran o por la dificultad de seguir adelante sin culparse el uno al otro. 


También están aquellas familias que han atravesado otros duelos perinatales o que se han sometido a
tratamientos de fertilización sin lograr la culminación del embarazo. Esta situación sin duda puede aumentar profundamente el desasosiego y la desesperación por la pérdida de su bebé. 


En el caso de las mujeres, la lactancia tras la pérdida se convierte en un proceso que intensifica la soledad y el “sinsentido” de la vida. Para inhibir la producción de leche, algunas personas optan por las opciones farmacológicas, mientras que otras
encuentran un propósito y consuelo en la donación. 


Herramientas para atravesar el duelo por la pérdida de un bebé en el embarazo


En un inicio, es normal que padres y madres no deseen ver ni sostener a su bebé fallecido, sin embargo, estudios indican que tras un breve tiempo suelen cambiar de opinión. Algunas de las prácticas que recomiendan los profesionales de la salud  para facilitar el proceso del duelo son las siguientes: 


  • Acercamiento con el bebé:
    para algunas madres y padres, darse la oportunidad de estar con su bebé fallecido puede ayudar en su proceso de sanación. De acuerdo con psicólogos, les permite validar tu identidad como madre o padre, y a despedirse de él. 
  • Llamarlo por su nombre: nombrar al bebé también le da una identidad. Fue una personita —en el caso de los nonatos— que tuvo un lugar real en la vida de sus padres y darle ese lugar le da un sentido al duelo. 
  • Conservar fotos y recuerdos: una caja con recuerdos como ecografías, huellas de los pies o conjunto de ropa, ayuda a afirmar que el embarazo existió, en vez de hacer como si nada hubiera pasado. Enfrentarlo es necesario para poder avanzar con el duelo. 
  • Donación de leche materna: extraer la leche y donarla para otros bebés puede dar cierto alivio ante la pérdida. Además, el efecto tranquilizante de la prolactina, hormona que estimula la producción de leche, ayuda a reducir los niveles de estrés.
  • Evitar un nuevo embarazo: respetar la etapa de duelo hace que el bebé fallecido ocupe un espacio en el recuerdo de los padres, además, permite trabajar con el miedo de que la siguiente gestación tenga el mismo final. Es importante ver al nuevo bebé como una personita distinta y, solo por eso, el resultado no tiene que ser el mismo. 
  • No a las frases construidas: se sugiere que familiares y amigos que estén cerca eviten comentarios como “Ahora tienes un angelito”, “Tienes una vida por delante” o “Es mejor que haya sido así” porque indirectamente invalidan el dolor de los padres. Por el contrario, pueden decirse cosas como “Me cuesta imaginar el dolor que sienten”, “Tienen un bebé precioso”, “Pueden llorar si lo necesitan”.
  • No olvidar al papá: durante el duelo perinatal se piensa que solo la madre sufre, sin embargo, el padre también necesita ser escuchado y acompañado en este proceso. Es probable que ellos muestren su dolor aislándose u saturando su tiempo de actividades para no sentir. 


La pérdida de un bebé es una experiencia que a veces
se prefiere silenciar para no incomodar o intensificar el sufrimiento de quienes lo atraviesan. Sin embargo, que familiares y amigos cercanos permitan hablar sobre ellos puede  ser muy reconfortante. Acercarse a personas que hayan tenido experiencias similares, también puede ser un valioso acompañamiento para afrontar el aislamiento y encontrar otros caminos para que tanto las madres y padres puedan salir adelante. 


En estos momentos de tristeza y desesperanza, entendemos la necesidad de un acompañamiento cálido, tranquilo y respetuoso. Te recordamos que en
Memorial San Ángel estamos contigo hasta el final. 

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